Ruth Birgin coordina la Red Internacional de Mujeres y Reducción de Daños desde donde aboga que las políticas punitivas sobre drogas representan la principal amenaza para la salud y el bienestar de las mujeres que consumen drogas
¿Puedes presentarte y explicarnos el trabajo de la Red Internacional de Mujeres y Reducción de Daños (WHRIN, por sus siglas en inglés)?
Ruth: Por supuesto. Me llamo Ruth Birgin y trabajo como Coordinadora de WHRIN. Las mujeres que consumen drogas, junto con los miembros de la comunidad internacional de reducción de daños, reconocieron la necesidad de establecer un mecanismo para centrarse en los servicios de reducción de daños con perspectiva de género, lo que condujo al desarrollo de la Red Internacional de Mujeres y Reducción de Daños (WHRIN), creada en 2009 y dirigida por mujeres que consumen drogas. El objetivo de WHRIN es mejorar la disponibilidad, la calidad, la relevancia y la accesibilidad a los servicios de salud, sociales y legales para las mujeres que consumen drogas.
¿Explícanos brevemente los problemas específicos a los que se enfrentan las mujeres que consumen drogas, en comparación con los hombres?
R: Sin lugar a dudas, los desafíos a los que se enfrentan las mujeres que consumen drogas están vinculados y agravados de manera abrumadora por la prohibición más que por las sustancias en sí mismas. Cuando esto se combina con los impactos sociales y estructurales de la desigualdad de género, no es de extrañar que, por ejemplo, las tasas de incidencia del VIH sean más altas entre las mujeres que consumen drogas que en el caso de los hombres. (Enumero más desafíos específicos de las mujeres en mi respuesta a la pregunta 5).
¿Por qué y de qué manera se estigmatiza a las mujeres que consumen drogas y qué mensajes te gustaría transmitir al respecto?
R: Las mujeres que consumen drogas se enfrentan a un estigma agravado donde la desigualdad de género y las políticas punitivas sobre las drogas convergen para imponer castigos y riesgos excepcionales. Las mujeres que consumen drogas son doblemente demonizadas por desafiar los estereotipos que ven las mujeres como buenas madres/hijas/hermanas convencionales y recatadas, simplemente por consumir drogas, mientras que la criminalización, el sensacionalismo y la desinformación de los medios de comunicación agravan aún más el estigma y la discriminación de género.
Esto coloca a las mujeres que consumen drogas en una situación singular, donde se les restringe el acceso a los servicios de salud, mientras que se incrementa el riesgo de estar expuestas a violencia y a contagios por virus de transmisión sanguínea. Nuestros mensajes clave incluyen que el consumo de drogas no te convierte en un mal padre o madre, que es parte de la condición humana, y que el mundo necesita urgentemente una política sobre las drogas más humana, en la que las mujeres que consumen drogas ya no sean criminalizadas, patologizadas o infantilizadas, sino que disfruten de los mismos derechos humanos que el resto de las personas.
¿Cuáles son los principales obstáculos a los que se enfrentan las mujeres que consumen drogas para acceder a los servicios de reducción de daños y cuáles serían las soluciones para superar esos obstáculos?
R: El primer obstáculo es la disponibilidad inadecuada de servicios de reducción de daños; en todo el mundo, estos servicios esenciales no están disponibles al nivel requerido a pesar del respaldo de la ONU y la evidencia abrumadora de que salvan vidas y son rentables.
En segundo lugar, cuando los servicios de reducción de daños están disponibles, siempre se diseñan pensando en los usuarios masculinos o demuestran una falta de perspectiva de género al no evaluar ni atender las necesidades de las mujeres. Las soluciones obvias son la ampliación de los servicios de reducción de daños y después garantizar la participación de las mujeres que consumen drogas en el diseño y la prestación de los servicios. Pueden encontrar más detalles en este enlace y también aquí.
¿Cuáles son las consecuencias específicas de la prohibición de drogas a las mujeres?
R: Es difícil de dar una respuesta completa a esta cuestión en una entrevista, ya que hay muchos impactos de género en la prohibición, por lo que solo proporcionaré algunos ejemplos en lugar de intentar dar una respuesta exhaustiva.
Las leyes de «maltrato fetal» son un ejemplo particularmente obvio: las mujeres se ven castigadas por consumir drogas durante el embarazo, aunque no se haya podido establecer ninguna relación causal con el desarrollo negativo del feto. Del mismo modo, el sensacionalismo en torno «síndrome de abstinencia neonatal» resulta en una estigmatización de las mujeres que utilizan drogas ilícitas, aunque se trate a menudo de una afección temporal y fácil de tratar, mientras que se sabe que las sustancias legales (tabaco y alcohol) son las que más contribuyen a las complicaciones del embarazo.
No hay madre que no desee lo mejor para su hijo e hija. El desafortunado resultado de estos enfoques punitivos es en gran medida contrario a cualquier intención de apoyo a la madre y al niño y niña, ya que sirven principalmente para amplificar el estigma y funcionan como una barrera para los apoyos médicos oportunos.
Aunque sabemos que el consumo de drogas no implica ser un mal padre o madre, la prohibición ha fomentado políticas y percepciones increíblemente dañinas en las que el consumo de drogas por sí solo puede dar lugar a la anticoncepción y a la esterilización forzadas (véase, por ejemplo, el Proyecto Prevención) o a la pérdida de la custodia de los hijos en muchos países, que separan niños de madres aptas y crea un trauma permanente en esas familias.
Contrariamente a las normas internacionales sobre el encarcelamiento de mujeres (las Reglas de Bangkok) que recomiendan otras alternativas a los delitos no violentos, las mujeres están siendo condenadas y encarceladas por delitos menores relacionados con las drogas en proporciones desmesuradas debido al enfoque punitivo excesivamente fervoroso de la prohibición que han adoptado demasiados gobiernos de todo el mundo.
La prohibición aumenta drásticamente el riesgo de violencia de género, incluso a manos de las fuerzas del orden y, a menudo, sin opciones de recurso o muy limitadas, donde la denuncia y la justicia se ven socavadas por la criminalización del consumo de drogas, lo que permite a los autores actuar con impunidad.
¿WHRIN aboga por la despenalización del consumo de drogas?
R: El hecho de que sea un delito es, sin duda, la principal causa de daño y el mayor obstáculo para la salud de las mujeres que consumen drogas. La despenalización es un elemento primordial en el trabajo de WHRIN con la lucha contra la prohibición como un valor esencial y central.
Por los mismos motivos, WHRIN también apoya la abolición del complejo industrial penitenciario.
¿Qué es el concepto de feminismo interseccional, por qué importa y cómo se relaciona con los asuntos relativos a las drogas?
R: La interseccionalidad puede hacernos entender de manera más clara los diferentes aspectos de la identidad de una persona que pueden exponerla a formas solapadas de discriminación y marginación. La sensibilización sobre la interseccionalidad feminista es muy útil para identificar y abordar las desigualdades que experimentan las mujeres que consumen drogas. El trabajo de WHRIN en esta área puede ayudar a identificar mejor las necesidades específicas y a garantizar políticas y opciones de salud más empáticas y efectivas.
Como red, WHRIN está especialmente preocupada por abordar las intersecciones entre el patriarcado y la prohibición: dos formas de opresión sistémica. Para hacer esto de manera óptima tenemos en cuenta ejes adicionales de exclusión que impactan en la experiencia de las mujeres que consumen drogas. El rango de la experiencia de las mujeres varía enormemente según factores como el estado de consumo de drogas, el color, el sexo, la etnia, la vocación, la salud mental, la identidad de género, la religión, la edad, la riqueza, la nacionalidad, los antecedentes penales y la situación de VIH. Sin tener en cuenta las intersecciones entre estos factores, los obstáculos de los servicios de salud y justicia permanecerán y la discriminación y la exclusión continuarán.
Las mujeres que consumen drogas son las expertas de sus propias vidas. WHRIN trabaja con sus miembros y otras organizaciones para promover el entendimiento de que, si estás involucrado en políticas o programas que impactan en las mujeres o los consumidores de drogas, será fundamental hablar e involucrar a las mujeres que consumen drogas de manera significativa en toda su diversidad, sin estigmas ni prejuicios. De no ser así, se obtendrán resultados insuficientes, con una exclusión parcial o significativa, un efecto reducido y recursos desperdiciados.
Según tu opinión, ¿cuál debería ser la prioridad del gobierno, en caso de que decida promover los derechos de las mujeres que consumen drogas?
R: Algunas de las preguntas que hemos estado haciendo a través de nuestro trabajo de incidencia incluyen las siguientes (enumeradas recientemente en nuestro comunicado de prensa e informe de campaña «Apoye, no castigue centrándose en las mujeres»):
- Abolición inmediata de la pena capital, ejecuciones extrajudiciales, tratamientos forzados, sistemas de registro de consumidores de drogas y sanciones por consumo de drogas durante el embarazo
- Despenalización del consumo de drogas y del trabajo sexual
- Asignación de recursos y financiación a largo plazo para servicios y redes de reducción de daños que estén dirigidos por mujeres que consumen drogas y que las involucren de manera significativa, y que se basen en el cuidado, la compasión y la autonomía individual
- Creación de entornos con políticas y servicios integrales de reducción de daños con perspectiva de género que no juzguen, no discriminen, sean seguros, pertinentes y apoyen a todas las mujeres que consumen drogas
- Acabar con la distorsión de los hechos que rodean el consumo de drogas y el embarazo y las campañas coercitivas de aborto y de esterilización
- Defender el derecho a la autonomía sobre sus cuerpos de las mujeres que consumen drogas, incluidas la alternativa en torno a un consumo más seguro de drogas
- Puesta en marcha de mecanismos de prevención de la violencia y de apoyo a las mujeres que consumen drogas que son víctimas de violencia
- Acabar con la utilización del consumo de drogas como justificación para invadir o quebrantar la vida privada, familiar o doméstica de las mujeres
- Integración de las mujeres que consumen drogas como parte clave en la investigación, planificación, diseño, implementación, seguimiento y evaluación de cualquier política o acción que les afecte.
Link: https://www.dianova.org/es/opinion-es/apoyar-no-castigar-a-las-mujeres-que-consumen-drogas/